El coche de hidrógeno que gana a TESLA

Es innegable la necesidad de una alternativa al combustible fósil. En el sector de la automoción el foco está en los eléctricos, pero nos preguntamos si son los coches con batería el camino a seguir.

La opción que se presenta como la más limpia y eficiente más bien parece ser otra, el hidrógeno. Se trata de un elemento abundante, que se encuentra en el 70% de la materia que forma el universo. Por otro lado el gas de hidrógeno es altamente potente para proporcionar energía a hogares y edificios. En la actualidad se aplica con éxito en la industria del automóvil.

Recientemente el Toyota Mirai ha batido el récord de coches de hidrógeno en autonomía alcanzando los 1.003 kilómetros sin repostar. Unos números que sobrepasan con creces a los eléctricos, incluidos los TESLA.

Toyota Mirai frente a Tesla Model S

El coche eléctrico con mayor autonomía es el Tesla Model S, con una potencia que supera los 600 CV y tracción a las 4 ruedas, alcanza los 610 km de autonomía.

En la práctica con buenas condiciones y sin pisar fuerte el acelarador son unos 520 kilómetros sin repostar. Siempre con condiciones óptimas y sin pisar fuerte el acelerador.

Todo ello lo permite una enorme batería de 100 kWh. Las baterías que alimentan los coches de eléctricos son muy tóxicas para el medioambiente y la mayor parte no se puede reciclar. Además una década después es necesario cambiarlas, con el gran impacto medioambiental que conlleva.

Por su parte el Toyota Mirai es una de las grandes apuestas de la marca nipona. Su sistema mecánico es alimentado por hidrógeno. Puede que aún no sea una opción hoy en día España, sin embargo cuenta con cantidad de virtudes para marcar el camino a la nueva movilidad.

A finales de Mayo, Toyota Mirai consiguió recorrer más de mil kilómetros desde Orly a la zona sur de París con un sólo tanque de hidrógeno.

A un ritmo normal su consumo medio fue de 0,55 kg cada 100 km. Y en tan solo cinco minutos el tanque del Mirai volvía a estar lleno para realizar otros 1.000 km.

Sin embargo la carga normal de Tesla Model S necesita 7 horas. La rápida es de 34 minutos, pero la autonomía se reduce a 418 km. Además la temperatura ambiente afecta, con el tiempo muy frío su autonomía se reduce a 378 km.

BEV vs FCEV

Un vehículo BEV obtiene su energía de la electricidad en una paquete de baterías que suministra al motor eléctrico, y los FCEV funcionan con celdas de combustible a partir de la electricidad generada por el hidrógeno. El sector tiende a considerar competencia ambos tipos de tecnologías.

Una pila de combustible es un dispositivo que convierte la energía almacenada en las moléculas de hidrógeno en energía eléctrica. El tubo de escape expulsa únicamente vapor de agua y su producto es electricidad y calor. Solo se necesita oxígeno (en la atmósfera) e hidrógeno (electrólisis) para proveer estas celdas de combustible.

Aunque ambas tienen mucho potencial y se plantean como una alternativa existen ventajas de los FCEV sobre los BEV:

Los elementos que necesitan pesan menos, en cambio los BEV necesitan el componentes más pesado, la batería. Esto hace de los FCEV una solución muy competitiva para vehículos de gran tamaño como camiones de transporte.
Autonomía y velocidad de respotaje, similar a la de los coches de combustión.
El hidrógeno también es una buena opción para el almacenamiento y depósito a largo plazo en tanques y contenedores. En cambio, la vida útil de la batería puede reducirse con el desgaste del tiempo y las recargas rápidas.

Las claves para el éxito de los vehículos de hidrógeno.

Esta tecnología se presenta como una alternativa capaz de vencer a los eléctricos incluso a los TESLA de Musk. Cabe preguntarse por qué los fabricantes y autoridades no apuestan por el coche de hidrógeno, un combustible 100% ecológico, frente a los de batería.

Lograr las condiciones que permitan que el hidrógeno sean una opción real al nivel de los eléctricos alimentados por baterías electroquímicas, dependerá de una serie de factores como:

La eliminación paulatina de los vehículos dotados de un motor de combustión (gasolina, diésel o híbridos) es un hecho que acabará produciéndose en un futuro en función de las normativas locales.
Al mismo tiempo que se desarrolla la producción de hidrógeno verde, a partir del que se obtienen energías renovables, los fabricantes trabajan en la tecnología, los proveedores en materiales y las empresas de suministro en el repostaje.

La falta de sitios donde repostar y su escasa producción no permiten un uso extendido de estos vehículos entre los conductores. Esto hace que cargar una coche de batería continúe resultando más económico. Afortunadamente la situación está cambiando gracias a la industria del transporte pesado que disfruta de las bondades del hidrógeno. Se prevé que sea la alternativa más barata en 2030.

Cambia el escenario, y cada vez mas el mercado es consciente de la rentabilidad de cuidar el medio que nos rodea.De hecho, las instituciones públicas ya comienza a tomárselo muy en serio, con medidas como las que te contamos en este artículo sobre "Los vehículos de nueva matriculación ya cumplen la nueva normativa de medición de emisiones europea".

A la vez que la industria del automóvil se separa de los combustibles fósiles, los fabricantes estudian nuevos caminos. Aún queda recorrido para las pilas de combustible de hidrógeno, pero la inversión y su potencial lo convierte en un fuerte competidor para el futuro verde del sector.

Fuente de imágenes: Toyota Mirai de De M 93; Tesla Model S De Mariordo